lunes, 6 de mayo de 2013

Cooperativa Nuevo Amanecer: El renacer de una empresa recuperada por y para trabajadores marplatenses

Un nuevo mural luce frente a la fábrica recuperada. (Foto Diego Izquierdo)
Son setenta y siete los integrantes de este emprendimiento social que surgió como respuesta al vaciamiento empresarial, en un momento de quiebre. Una historia marcada por la lucha y la resistencia, que da cuenta de cómo el coraje y la convicción dan sus frutos


Ni Carlos ni Roberto ocultaron su alegría. Más allá de la timidez de quienes no acostumbran a hablar con los medios de prensa, el orgullo y la satisfacción de haber logrado concretar un anhelo sobrepasaron cualquier incomodidad. Ellos son dos de los setenta y siete trabajadores de la flamante Cooperativa Nuevo Amanecer. Y, también, son testigos y protagonistas de un momento esencial en la historia de una empresa que, con más de setenta y cuatro años de trayectoria en la elaboración de productos lácteos, ahora es gestionada y dirigida por quienes más saben; sus propios trabajadores.

El que pasó no fue un domingo más. Para quienes por algún motivo -personal, individual, social o colectivo- tienen un vínculo con la cooperativa, el segundo día de este último fin de semana fue, sin dudas, una jornada de festejo, de celebración y de reafirmación.

Pasadas las 11, un centenar de personas se congregó en la sede de la empresa social, en Tierra del Fuego 1650, para participar del Festival Solidario Cultural organizado por los integrantes de Nuevo Amanecer. Hubo bandas, espectáculos teatrales, murgas y murales. Y, además, hubo comida: desde locro hasta choripán y hamburguesas, pasando por, obviamente, la venta de productos lácteos, el orgullo de los trabajadores.

Mientras se tomaban un descanso, entre mate y mate y charla con amigos, Carlos y Roberto dialogaron con El Atlántico. Hablaron sobre la alegría de haber logrado un cometido y sobre el apoyo de la comunidad. También, se sinceraron respecto a lo que les hace falta; la materia prima. Y, además, se pensaron de acá a un año. “Estamos en pleno florecimiento”, dijeron, al unísono y con una esperanza contagiosa en la mirada.

“Este es un logro de setenta personas, que hemos estado luchando hace dos años y para nosotros llegar a esta instancia, en la que tenemos la matrícula, materia prima, es hermoso”, mencionóCarlos, que fue el primero en hacer uso de la palabra, y también el que aprovechó la ocasión para agradecer la intervención “tanto del Ministerio de Trabajo como de la Municipalidad”, aunque siempre remarcando lo que, en realidad, es ciento por ciento cierto: “Todo esto es un logro personal de los compañeros”.

Por eso, el trabajador destacó el desafío que implica crear una cooperativa desde las bases y celebró el compromiso y la confianza. “Apostamos a esto, por varias razones; una por la edad, porque no nos podíamos ir y encontrar trabajo así como así; y otra porque esta es nuestra casa. Yo tengo 21 años aquí, está es mi casa, nos conocemos todos”, reflexionó Carlos, quien recordó las cientos de noches que pasaron “en vela cuidando la empresa para que no nos sacaran nada”.

Sobre eso, el encargado de rememorar los momentos más duros para los compañeros de la Cooperativa Nuevo Amanecer fue Roberto. Así, el trabajador relató cómo en 2010, la firma que era dueña de la empresa los dejó “solos de un día para el otro, sin cobrar el sueldo y sin avisar nada”. “Hicimos guardia para cuidar el lugar por más de nueve meses para que hoy podamos estar acá y esté todo, porque no falta nada”, precisó, antes de continuar: “Después vino otra gente, pero en 2012 el dueño se fue, y peor, porque nos dejó con estafas y deudas. Ahí con los compañeros pensamos qué hacer, porque la desocupación era muy grande y no conseguíamos trabajo en ningún lado. Y decidimos conformar una cooperativa, porque era la única alternativa”.

Y, siguiendo con el relato, Roberto no se olvidó de las dificultades, que fueron muchas. Es que, ninguno de los trabajadores tenía marcada experiencia en cooperativismo “más allá de lo que habíamos visto en la escuela”, según mencionó. Ls integrantes de la cooperativa dan sus primeros pasos más asentados, sin dejar de lado lo duro de los inicios. “Los primeros meses no cobrábamos nada, después logramos cobrar $30 por semana, un viático y después $100 y ahora $500. La mayoría hace changas afuera, para poder tener un sueldo y llegar a fin de mes”, graficó el trabajador.

EL DÍA A DÍA

En la actualidad, y desde noviembre del año pasado, la Cooperativa Nuevo Amanecer cuenta con la matrícula provisoria otorgada por el Ministerio de Producción de la provincia de Buenos Aires, por medio de la que la entidad social pudo tramitar la constancia CUIT y comprar y vender mercadería. Si bien la demanda de productos que tienen es importante, por el momento, la fábrica funciona con baja productividad, principalmente por la falta de materia prima que es, según los mismos empleados, “el mayor problema”.

“Lo que tenemos ahora es la falta de leche de tambo, porque hay menos y nos cuesta mucho conseguirla”, explicó Roberto, al tiempo que entendió que la problemática no es solo local, sino que también llega a la localidad de Tandil. Por eso, desde Nuevo Amanecer trabajan en las gestiones necesarias para obtener mayor cantidad de leche, y así incrementar la producción.

“Esperamos que los tamberos de la zona nos puedan dar una mano, porque estamos muy bajos de producción. Lamentablemente se vende mucho, pero no con qué hacer los productos”, sumóRoberto. Y luego completó: “Lo más importante hoy es eso, porque están las máquinas, la gente sabe lo que tiene que hacer y el producto se vende, porque nos conocen; solo nos falta tener más leche”.

Respecto a cómo operan en la planta, Carlos puntualizó que el mantenimiento y el cuidado de la sala de máquinas son las prioridades. “Los compañeros vienen en los distintos horarios y se encargan de mantener todo en condiciones, porque acá no falta nada”, sostuvo y además celebró: “En cuanto a la producción, todo lo que se hace se vende en el día. Y estamos hablando de una fábrica que prácticamente estaba caída, no teníamos nada. El barrio y la comunidad nos apoya, y eso nos llena de orgullo”.

Para finalizar, Carlos y Roberto se refirieron al futuro y hablaron acerca de cómo ven a la fábrica de acá a un año. Así, se mostraron optimistas, aunque sabiendo que no todo es ni será sencillo. “Aspiramos a lo mejor, el tema es que si hacemos y vendemos, como nosotros, ya tenemos la punta del ovillo. Ahora, tenemos que buscar la materia prima, pero sabíamos que iba a ser difícil, porque se perdió mucha credibilidad por los patrones anteriores. Hay que recuperar eso, y por eso trabajamos”, afirmaron para concluir: “Esto lo vemos floreciente, con todos los chicos, con la comisión directiva, que son los que más visión tiene y ellos nos representan muy bien. Ellos son siete y saben más que nosotros, pero todos somos un granito de arena en la empresa”.

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