jueves, 28 de marzo de 2013

25 homicidios en el 2013, y tan sólo tratan de crear una policía municipal.

El 44 % se produjo en el marco de lo que refiere a hechos de inseguridad. El resto corresponde a ajustes, reyertas y violencia intrafamiliar. Algunos casos aún están siendo investigados pero menos de la mitad tiene detenidos a sus responsables


El año comenzó con dos hechos de inseguridad que motivaron, incluso, la renuncia del entonces jefe Departamental de Policía, comisario mayor Ramón Negreti. Néstor Fabián La Bella, de 42 años yMartín Piva, de 24, fueron las dos primeras víctimas fatales que comenzaban a prefigurar un primer trimestre negro para la estadística de seguridad en Mar del Plata. A esos dos hechos, se sumaron 23 homicidios más. No todos se produjeron en el marco de hechos de inseguridad, pero sí un alto porcentaje de ellos, específicamente 11.

Los números que maneja El Atlántico son solo aquellos que publicó. Quizás la cifra sea mayor, sobre todo en aquellos casos de ajustes de cuentas que no suelen ser informados.

Así, según propios relevamientos, el crecimiento de los homicidios en Mar del Plata se ha dado de forma casi geométrica. Mientras en enero se produjeron dos crímenes; en febrero la cifra aumentó a más del doble para llegar a seis y coronar un marzo con al menos 16 muertes violentas.

Desglosando estas cifras, se puede advertir que en materia de inseguridad -es decir aquellos crímenes que se produjeron en el marco de robos o para evitarlos- los números son alarmantes: de un total de 25 homicidios, al menos 11 se produjeron en esa tesitura, lo que equivale a un 44 por ciento (2 en enero, 3 en febrero y 6 en marzo).

Estos datos, son aún más importantes a la luz de los que se pueden recolectar de años atrás. Por ejemplo -y al tener en cuentro siempre el primer trimestre de cada año- en 2010 se registraron al menos 15 homicidios, de los cuales 5 fueron en el marco de hechos de inseguridad (equivale a un 33,3 por ciento), mientras que en 2011, de los diez hechos registrados sólo pudo contabilizarse uno (10 por ciento). Es decir que en dos años, luego de haber descendido el índice, volvió a aumentar más de un 30 por ciento.

El resto de los crímenes ocurridos durante este primer trimestre del año tienen su origen en móviles disímiles: al menos cuatro personas murieron luego de protagonizar peleas que fueron subiendo de tono hasta terminar en homicidios. Entre ajustes de cuentas y venganzas (entre estos casos se incluye el crimen de Alejandro Sosa, asesinado por la policía), hasta el momento se contabilizaron cinco; mientras que un caso (el reciente parricidio protagonizado por un menor que baleó a su padre policía) correspondería a la lógica de la violencia intrafamiliar. A estos, hay que sumarle otras cuatro muertes violentas sobre las cuales aún no se ha podido determinar el móvil. Entre estas, quizás la más notoria, el hallazgo de la pareja de ancianos en su departamento de Alsina al 2200, golpeados y baleados.

En lo que tiene que ver con la sectorización del delito, los datos arrojan que en las Distritales Sur se concertaron once hechos de sangre, mientras que en la zona Norte fueron 10. En la Distrital Centro tres son los homicidios contabilizados (los ancianos del barrio vieja Terminal y un delincuente abatido por un custodio de la Policía Federal en la delegación del PAMI). Vale destacar que las dos zonas que encabezan la estadística tienen la misma cantidad de hechos de inseguridad con víctimas fatales: cinco cada una.

Del total de los hechos de inseguridad registrados en el año (11 casos), dos fueron cometidos por menores de edad y en ambos casos fueron apresados. Mientras que la Justicia de Mayores apresó a cuatro delincuentes. Cinco casos aún no tienen detenidos.

El crecimiento de los niveles de violencia en el delito y en los casos de inseguridad que culminan en muertes debería ser un llamado de atención a quienes piensan políticas a mediano y largo plazo. Las soluciones facilistas, evidentemente, no han servido de mucho.

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