En un aula de la escuela Secundaria 23 no es posible formar la habitual fila de mesas y sillas frente al pizarrón. El mobiliario está ubicado en semicírculo para evitar que los alumnos caminen por el centro del salón, que funciona en un primer piso. De esa manera, impiden que en la planta baja el cielo raso se caiga a pedazos. Es una de las postales de una recorrida que realizó El Atlántico en los últimos días por varias de las escuelas de Mar del Plata que permanecen tomadas y que presentan un gran deterioro edilicio.
Otra de las sorprendentes escenas se da en la Secundaria Básica 9. Allí un salón pequeño que funciona como cocina tiene instalado un inodoro. Los chicos y los padres que mantienen la toma lo llaman “la cocina-baño”.
La historia reciente de la crisis educativa pública se remonta a la tarde del martes 7 de mayo, jornada en la cual alumnos de distintas escuelas secundarias de la ciudad concurrieron al Consejo Escolar a reclamar por las malas condiciones edilicias de los establecimientos.
Lo que en principio se trataba de una protesta más en torno a un reclamo que lleva años, derivó esa misma noche en la toma del Consejo y la posterior repercusión con idénticas características en las escuelas.
A un mes de ese hecho, al menos doce escuelas permanecen ocupadas y la toma del Consejo Escolar se extendió por algunos días a todo el edificio, cuando antes sólo abarcaba el hall de entrada.
En los 30 días que lleva la protesta llegaron a ser 20 los establecimientos tomados por alumnos, en la mayoría de los casos con la compañía de algunos padres. Las escuelas que emprendieron la lucha son las del nivel secundario (EES) y secundario básico (ESB). En algunas, como funcionan en el mismo edificio que el nivel primario, los más chicos también ven afectado el normal dictado de clases.
Los estudiantes que mantienen las tomas lo hacen porque entienden, en general, que los funcionarios del gobierno de Daniel Scioli sólo les hacen promesas y que las obras que se iniciaron en los últimos días son menores y no solucionan los problemas más importantes. Piden y exigen estudiar en lugares donde las condiciones edilicias sean normales.
La situación de los establecimientos es variada pero en todos se encuentran, con mayor o menor complejidad, los mismos inconvenientes: techos rotos que dan lugar a filtraciones cuando llueve, fisuras o agujeros en el cielo raso, pintura deteriorada, baños con problemas, deficiencia en la instalación eléctrica, ausencia de vidrios y falta de mobiliario.
La necesidad de que lleguen más mesas y las sillas constituyen el elemento común en todas las escuelas. En relación a ello, para que el inicio del ciclo lectivo 2013 sea en condiciones, a fines del año pasado se solicitó a la Provincia el envío de 200 aulas completas para Mar del Plata.
Hasta antes de que comenzaran las tomas, habían llegado sólo seis. A partir de las medidas de fuerza de los estudiantes empezaron a arribar en mayor cantidad. Sin embargo, según sostienen los alumnos, aún resultan insuficientes.
Los chicos, que no superan los 18 años, pasan en los colegios el día y la noche. Se organizan todos de manera similar: para dormir se queda un grupo reducido de 15 o 20 y de la comida suelen encargarse algunos padres que acompañan.
El paso de los días tiene un efecto desgastante en algunos casos. Así que en la EES 22 “Mariano Moreno” evaluaban en las últimas horas la posibilidad de levantar la toma para volver a clase. “Acá las condiciones edilicias están bastante bien. Decidimos sumarnos a las tomas para acompañar a las otras escuelas”, explicaron los estudiantes. “Los padres golpean la reja pidiéndonos que levantemos la toma”, señalaron.
El último fin de semana los reclamos fueron levantados temporalmente en las escuelas EES 33, EES 49, EES 25 y EES 33. Desde esta última, los directivos admitieron: “No sabemos hasta cuándo”
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