Dos años atrás, se encontró en una empresa de producción de frutillas de la ciudad, en la zona de Sierra de los Padres, un alto índice de trabajo en negro, pero también trabajo infantil. Sobre la empresa recayó “una multa millonaria” y debieron además registrar al personal y construir una guardería. “Los chicos no deben trabajar, sino estar en la escuela y tener momentos de juego”, sostuvo Ángel Ratto, delegado local del Ministerio de Trabajo de la Nación. Según el funcionario, este caso que logró revertirse, puede volver a repetirse. “Creemos que no se ha terminado”, aseveró.
Al conmemorarse en forma reciente l Día mundial contra el Trabajo Infantil y en este marco, El Atlántico dialogó con Ratto y Stella Casasola, referente del área de Trabajo Infantil en la Gerencia de Capacitación y Empleo de Mar del Plata, dependiente de la cartera laboral, quienes hicieron eje en la necesidad de “dejar de naturalizar” el trabajo de niños, niñas y adolescentes.
Junto a ellos estaba el inspector Ariel Ramadori, quien brindó detalles de los operativos desarrollados desde la delegación ministerial. Dijo que antes las inspecciones se realizaban con papel y lapicera. “En 43 meses desde la primera acta de trabajo infantil que se hizo en la zona, se habían detectado entre 25 y 30 casos entre adolescentes y niños. La mayoría de esos niños eran relevados en realidad en contexto de trabajo de los padres, no efectivamente realizando tareas”, mencionó. “Antes se preguntaba apellido y nombre, DNI y fecha de nacimiento. Esos datos te enterabas si eran reales o no cuando los cargabas en el sistema”, reparó.
Pero desde fines de agosto del año pasado la dinámica cambió, y también los resultados. Se comenzó a implementar un aplicativo informático, a través del cual se consulta el DNI al trabajador, y se cruza con la base de Anses: “Nos devuelve apellido, nombre, fecha de nacimiento y nos informa si hay o no que confeccionar un acta de trabajo infantil o adolescente”, precisó Ramadori.
A partir de la utilización del aplicativo, que lleva nueve meses, se relevaron 77 adolescentes trabajando y ocho niños, en toda la zona de influencia de la delegación, que abarca desde Necochea hasta San Clemente del Tuyú, localidades de autovía 2 hasta Las Armas y Balcarce. “Esto hace visible la situación”, señaló.
El trabajo adolescente está permitido cumpliendo cierta franja horaria, la instancia educativa y el tipo de actividad, que no los ponga en riesgo. De esos 77 detectados, 32 estaban regularizados. En cambio, 45 se encontraban irregulares: se trata del 58 por ciento del total. De esos irregulares, 25 fueron dados de alta, es decir, regularizados. Y veinte siguen al día de hoy sin estar registrados: se cree que no están trabajando pero la empresa igual debió afrontar una multa de 6500 pesos por trabajador. En caso de que sea regularizado, la sanción se reduce a 300 pesos.
Ramadori explicitó que los rubros donde más adolescentes fueron encontrados trabajando son gastronomía, venta de ropa en comercios y trabajo agrícola. De ellos, seis fueron relevados en la franja horaria de trabajo ilegal, entre 20 y 24 horas.
El dato que subrayó fue que “de los 77, 57 se encuentran actualmente regularizados”.
Además, aclaró que los ocho niños encontrados -dos de ellos en campos y quintas- estaban en ese momento trabajando, y no en el ámbito de trabajo de sus padres.
TRABAJO ARTICULADO
Desde la delegación local del Ministerio, se dio intervención a la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, Conaeti, a cargo de la marplatense Pilar Rey Méndez, para determinar cómo se avanza en este sentido.
Enseguida, mostró su interés en el tema. Esto posibilitó que se ponga en marcha en la ciudad -sobre fin de mes- una Mesa de Actores Locales para la Erradicación del Trabajo Infantil, que va a estar integrada por la Municipalidad, la Copreti, la Conaeti, la Universidad, la Delegación local de la cartera laboral de la Nación y la Gerencia.
“El objetivo es instalar el tema en Mar del Plata, no como una cuestión normal y naturalizada, que está ligada con lo cultural, con que los chicos de este modo aprenden”, interpretó Casasola.
“La realidad es que de este modo los chicos se ven marginados de un montón de actividades y derechos: se les afecta su escolaridad, sus ratos de ocio y se los condena a un tránsito por la vida, en condiciones de desigualdad respecto a aquellos chicos que tienen todas las posibilidades”, sumó la dirigente.
En este sentido, contempló: “Si bien a través de distintas políticas de Estado hemos bajado las tasas de trabajo infantil, nos queda una parte, y hay que ir por eso. Es lo que justamente plantea la Presidenta: no tienen que haber un solo niño o niña trabajando”.
En sintonía con el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada -y tal como lo informara El Atlántico dos meses atrás-, Casasola celebró la reducción del 66 por ciento en la cantidad de niños y niñas de entre 5 y 13 años que trabajan, y la baja del 24 por ciento en el número de adolescentes de entre 14 y 17 años. Los datos se desprenden de la comparación de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes realizada en 2004, y la Encuesta Anual de Hogares Urbanos, del tercer trimestre de 2012.
Dijo también que a la mesa de actores locales, se sumará la Red de empresas locales y nacionales, “que se comprometen a no tener trabajo infantil en la cadena de valores”.
De campaña en las escuelas
Ángel Ratto y Stella Casasola anunciaron que en los próximos días se lanzará una campaña en escuelas de la ciudad bajo el lema: “El trabajo adolescente registrado es trabajo protegido”.
“Vamos a recorrer establecimientos escolares llevando folletería para concientizar sobre los derechos que tienen los jóvenes. Incluso cuando están trabajando, qué derechos tienen, porque no pueden hacer 14 horas por día”, ejemplificó el delegado del Ministerio de Trabajo de la Nación.
“Los chicos de 16 o 17 años tienen derecho a trabajar con autorización de sus padres, responsables o tutores, salvo que el joven viva de manera independiente. Existe una ley, la 26.390 sobre prohibición del trabajo infantil y protección del trabajo adolescente, que justamente establece condiciones especiales para cuidar al joven”, coincidieron.
Esta normativa prohíbe, entre otras cosas, que el adolescente realice trabajos penosos, peligrosos e insalubres; que se trabaje más de seis horas por día o 36 semanales; que realice horas extra o trabajo nocturno, entre las 20 y las 6.
A su vez, establece el derecho a gozar de quince días de vacaciones al año, tener un descanso de dos horas al mediodía cuando trabaje en la mañana y la tarde, tener la misma remuneración que un adulto por igual tarea, afiliarse a un sindicato, continuar con la educación obligatoria, entre otros puntos.
“Queremos decirles a los empleadores que el trabajo infantil es un delito, no es ya una contravención. Es un delito penado con prisión, de uno a cuatro años”, aseveró Ratto.
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