lunes, 8 de julio de 2013

Diez años: “Luchamos para transformar nuestro dolor en sentido común y solidaridad”.

En un emotivo acto, integrantes de la ONG Familiares de víctimas del delito y del tránsito recordaron el nacimiento de la entidad y descubrieron una placa en el lugar donde se emplazará su monumento “por justicia y en memoria”.


Para ellos, este 7 de julio no fue un domingo más. Con las imágenes de aquellos que hoy ya no están estampadas en carteles y remeras, los integrantes de la ONG “Familiares de víctimas del delito y del tránsito” recordaron el nacimiento, hace diez años, de la asociación que los nuclea. Buscando dejar atrás el dolor, la impotencia y la tristeza, diariamente luchan por la esperanza y la paz, conteniéndose y apuntalándose. Y por eso, eligen no bajar los brazos.

El 7 de julio de 2003, Pablo Dagatti (29) fue asesinado de un balazo en presencia de sus padres, dentro del local de fotografía que la familia tenía en Santiago del Estero al 1800. El dolor de la pérdida impulsó en su padre, Erico, el deseo de luchar y pedir justicia. Así fue como nació la Asociación de Víctimas del Delito en Mar del Plata, que hoy es una ONG y este domingo, justamente, cumplió diez años de trabajo.

Por eso -y en el marco del emplazamiento en Diagonal Alberdi y Mitre, de una placa conmemorativa en el lugar donde luego se colocará el monumento que reflejará “la lucha por seguridad y justicia y en memoria de los seres queridos”- los integrantes de la asociación se congregaron en un emotivo acto, para homenajear a quienes ya no están. En el lugar estuvieron, además, concejales y representantes del Ejecutivo, entre ellos, el coordinador del Programa de Seguridad Comunitaria, César Ventimiglia.

Para comenzar, y luego de la bendición de la placa, se leyó una carta escrita por Erico Dagatti, quien actualmente se encuentra viviendo en España. En el texto, el padre de Pablo recordó a su hijo como la luz que le dio fuerzas para emprender una lucha “por la justicia, y por la esperanza de vivir en paz y en libertad, compartiéndola con quienes tanto la necesitan”. “Me ayudas a vivir sin querer venganza, sin tener odio ni rencor. Pablo, te extrañamos y te recordamos con todo el amor del mundo”, dijo.

Seguido, hizo uso de la palabra César Ventimglia. Notablemente emocionado, el funcionario destacó la labor y la lucha que la ONG lleva adelante hace diez años y se refirió a una cuestión personal: el asesinato, hace tres meses, de su primo, en un confuso episodio que hasta el momento no fue esclarecido.

“Hace unos meses decía que me sentía parte de ustedes, pero ahora realmente lo soy. Se cumplieron tres meses de la muerte de un primo hermano mío, muy querido, de manera que estoy viviendo en carne propia lo mismo que ustedes. Creía que los entendía, pero me di cuenta que no”, afirmóVentimiglia, quien en sus palabras pidió también “más eficiencia de los organismos públicos”.

Así, y según expuso el coordinador del Programa de Seguridad Comunitaria, “estos diez años de lucha que comenzaron con la muerte de Pablo Dagatti no hacen más que demostrar que ustedes son una moderna institución de defensa de los Derechos Humanos, que gestiona la reparación que otros no les dan”.

“Fundamentalmente, el Estado no les ha dado la contención y la reparación que necesitan, como sí se ha hecho con las víctimas del terrorismo de Estado”, aseguró Ventimiglia, quien luego se comprometió a seguir acompañándolos en su lucha. “Hoy yo soy parte de ustedes”, afirmó.

TAREA DE CONTENCIÓN


A continuación, fue el turno de hablar de una de las referentes de la asociación, Marcela Bravo. Con la emoción a flor de piel, la joven que perdió a su marido también durante un hecho de inseguridad, se refirió a la realidad que enfrentan diariamente “todos los que sufrieron el asesinato de un ser querido”.

“Erico tuvo una gran fortaleza para salir adelante, para luchar por los derechos y para transformar el dolor en sentido común y solidaridad. Nosotros, hoy, luchamos por lo mismo, por transformar ese dolor en sentido común y solidaridad, sin buscar venganza, sino seguridad, justicia, orden y paz”, comenzó la mujer, quien aseguró: “Nadie quiere estar en nuestro lugar, pero esta situación nos hizo a todos comprender el valor de la vida”.

Sobre lo mismo, Bravo destacó el “significado de la unión, de compartir el dolor y de utilizarlo para que valga la pena, en beneficio de todos”. “Empezamos una tarea, y más allá de que se han presentado muchos petitorios a todos los niveles del Estado para poder acercar una propuesta para ayudar y contribuir, nuestro objetivo fundamental se basa en la contención y la concientización”, enfatizó.

Por eso, la referente de la ONG entendió que el trabajo real de todos los días es “inventar la voluntad de donde no la tenemos”. “A veces no encontramos motivos, porque más allá de que sabemos que la vida es lo más importante que tenemos, nos han lastimado tanto, nos han quebrado tanto, que a veces no entendemos tampoco de dónde sacamos la fortaleza para seguir, pero nos damos cuenta de que la vida es el bien más precioso que podemos tener y vamos a seguir con la lucha”, señaló, emocionada hasta las lágrimas.

Por último, la mujer hizo alusión a la tarea de la asociación y consideró que más allá de los reclamos por seguridad y justicia, el foco está puesto en recibir a los familiares “con los brazos abiertos y con todo el dolor del mundo”. “Hacemos carne propia de cada caso, de cada familia. Nos desesperamos porque no sabemos cómo contenerlos, porque conocemos la situación. Y aunque sabemos que no existe palabra ni acción que pueda apaciguar este dolor, nadie nos va a ganar en la perseverancia de acompañarlos”, finalizó.

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