Históricamente, el barrio La Perla está identificado como la “zona roja” de Mar del Plata, no sólo porque allí se encontraban numerosos privados, sino también porque aún es habitual ver personas que ofrecen sexo a cambio de dinero en la vía pública. Pero si bien ese fue uno de los temas que más preocupaba a los vecinos, en el último tiempo pasó a un segundo plano: ahora, la usurpación de casas vacías y hoteles abandonados, así como la inseguridad son las cuestiones que más aquejan a los habitantes de esa zona del macrocentro de Mar del Plata.
Uno de los casos más conocidos fue el del exhotel Nerón, ubicado en la calle 3 de Febrero 3349 -entre Salta y Jujuy-, que venía siendo ocupado constantemente por personas de la calle, las cuales vivían en el interior sin las mínimas condiciones de seguridad. Inclusive, en marzo de este año, hubo un principio de incendio y los bomberos debieron intervenir para auxiliar a dos jóvenes con principios de asfixia. Aún sin conexiones de agua, gas ni energía eléctrica, sus ocasionales ocupantes continuaban eligiendo ese inmueble, bajo toda clase de riesgos sanitarios.
Hasta que a principios de septiembre, el Municipio tapió el ingreso. La Comuna sólo aportó la mano de obra: fueron los propios vecinos los que juntaron el dinero para comprar los ladrillos y el cemento que se utilizó para clausurar la entrada del viejo hotel.
María Esther Vélez y Morales, presidenta de la Junta Vecinal de La Perla, aseguró que todavía quedan otros inmuebles en las mismas condiciones del exhospedaje. “La situación es realmente preocupante, no sólo porque allí se alojan personas desconocidas, sino porque esa gente también pone en riesgo su vida al dormir en edificaciones con riesgo de derrumbe”, dijo a 0223.
Para la vecinalista, es necesario que “se tomen cartas en el asunto lo antes posible” porque, aunque la permanencia de esas personas no siempre tiene que ver con los hechos de inseguridad que se suceden en el sector, “muchos tienen miedo”.
Por otra parte, la titular de la Junta Vecinal reclamó que se avance en la poda de árboles para evitar que los follajes tapen las luces del tendido público. “Hay partes del barrio que son una verdadera boca de lobo y nos dicen que tienen que hacer una licitación y otros trámites pero nunca pasa nada”, lamentó.
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