Los docentes suben a un blog los trabajos y en la biblioteca del edifico de primaria reciben las tareas, corrigen y orientan a los alumnos. Hay rajaduras en zócalos y paredes y hasta el piso está levantado.
Alumnos de la escuela secundaria 41 notaron que la losa de su aula vibraba. Con sus teléfonos celulares sacaron fotos a algunas rajaduras de paredes y zócalos y fueron a hablar con la directora. Enseguida constató la situación y definió suspender el dictado de clases para preservar a los estudiantes. Mientras el Consejo Escolar está al tanto de la situación, definió -junto a los docentes- que se suban los trabajos a un blog del establecimiento educativo.
Desde el martes pasado a la tarde, Cristina Ibáñez resolvió -para preservar a los alumnos- suspender el normal dictado de clases en la escuela secundaria situada en Carasa 2245, en Punta Mogotes. “Se movió la estructura del edificio”, aseguró y recordó que en 2011 habían tenido el mismo inconveniente. “Hay rajaduras en los zócalos y las paredes, y pisos con desniveles. En el plazo de una semana se visibilizó esta situación, por lo que tenemos miedo de que pueda haber algún desprendimiento”, expresó.
La directora del establecimiento -que apenas tiene ocho años de antigüedad- resolvió que los chicos y las chicas no pierdan los contenidos educativos. Por lo tanto, se instrumentó una suerte de “escuela virtual”: Los docentes suben a un blog los contenidos y los trabajos -también están disponibles en una fotocopiadora para quienes no tengan acceso a Internet- y luego las entregas, consultas y correcciones se dan en la sala de biblioteca que funciona en el mismo predio.
“Un grupo de chicos vino el martes al mediodía a la dirección porque vibraba la losa. Habían sacado algunas fotos también. Por lo que constatamos la situación, incluso en la sala de dirección había una importante rajadura, y esa misma tarde decidimos suspender las clases dentro de las aulas”, explicóIbáñez.
En la misma dirección funciona una escuela primaria: el edificio es más antiguo pero allí no se registraron inconvenientes. El problema lo tuvieron en cuatro aulas que están dentro del edificio de la secundaria, que deben rotar. “Hay cuatro cursos por día que no vienen a clases”, reparó la directora de secundaria.
El Consejo Escolar, a cargo de Ignacio Arbanesi, está al tanto de la situación. “Es un tema que viene desde hace años”, señaló y dijo: “Cuando asumí en enero 2012 se hizo un estudio con ingenieros y arquitectos de la estructura del edificio, y como resultado se obtuvo que no había posible derrumbe”.
Según el titular del Consejo, el inconveniente no es estructural, sino que “el piso cede un poco”. En este sentido, mencionó que al asumir, en enero del año pasado, se realizó un trabajo de relleno y tensado del piso. “Hicimos el trabajo y ahora aparentemente volvió a ceder un poco el piso. De acuerdo a lo que nos dijeron, estaba dentro de las posibilidades”, apuntó y dejó en claro: “No hay problema estructural ni peligro de derrumbe”.
Si bien Arbanesi planteó que desde el Consejo Escolar están “dispuestos a hacerlo”, la recomendación de los profesionales es aguardar para “ver si sigue cediendo”. “Los arquitectos dijeron que hay que esperar un poco más. En su momento se dijo que iba a ceder un poco y podía volver a pasar, se había avisado. Si avanza, se volverá a realizar el trabajo”, apuntó.
Un jardín municipal sin agua potable
Tras realizar los estudios de rutina y la limpieza del tanque, las autoridades del jardín municipal Nº7, ubicado en Sierra de los Padres, se enteraron que el agua que llegaba de la red -a cargo de una cooperativa- no era potable. A partir de allí comenzaron una serie de peripecias para asegurar este elemento básico a los niños y niñas que asisten al establecimiento.
La situación se vive desde fines de marzo. Si bien durante los meses siguientes el tanque fue purificado, de acuerdo a lo dicho por la directora del jardín, Adriana Zárate, lo cierto es que el agua no puede ser utilizada para consumo. Enseguida intervino personal de OSSE y la propia secretaria de Educación, Mónica Sanmartino, se puso al frente de la situación.
Desde entonces, Obras Sanitarias asiste cada dos o tres días para cargar bidones de agua, que el personal educativo utiliza para darles de beber a los niños y para preparar los desayunos y las meriendas. “Es una situación compleja de sostener, pero buscamos mantener el jardín abierto”, señalóZárate.
El agua llegaría no potabilizada desde la red que provee la cooperativa de agua que brinda este servicio en Sierra de los Padres. “El agua viene directo de la calle, y estimamos que deben ser varios los lugares en la zona que pueden tener esta situación”, advirtió.
Más allá de la solución paliativa que se instrumentó, desde el jardín y desde la Secretaría de Educación apuestan a lograr una solución definitiva. Por eso elevaron ayer al presidente de la Comisión de Recursos Hídricos, Mario Lucchesi, una nota advirtiendo esta situación.
Consultadas Zárate y Sanmartino por el porqué de la no potabilidad del agua, dijeron desconocer los motivos. “En el jardín no recibimos en papel los análisis”, señaló la directora.
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