jueves, 3 de octubre de 2013

El subsecretario de Gobierno, Martín Aiello, se reunió con los vecinos que toman 12 casas de El Martillo y dijo que para realizar las obras deben recibir fondos de Nación.


Habían pasado más de ocho horas de la llegada de las primeras familias que tomaron una docena de casas de un Plan Federal sin terminar en el barrio El Martillo cuando se produjo el primer contacto con las autoridades municipales. El encargado de dialogar con la gente fue -como en la mayoría de los conflictos- Martín Aiello, el subsecretario de Gobierno. Llegó al predio de Gütemberg y Coronel Vidal diecisiete minutos más tarde de la hora acordada, solo, con los ojos clavados en la calle de tierra todavía húmeda. "No vine con Alejandra porque la mataban", dijo en alusión a Urdampilleta, la secretaria de Desarrollo Social, y se escuchó un rotundo sí, entre risas. Pero lo decían en serio.

Martín, uno de los asambleístas, fue el encargado de trasmitirle los reclamos. Su exposición fue precisa, contundente y destruyó cada una de las explicaciones que Aiello había ensayado. Incluso, cuando reprochó a los vecinos que hayan contado a los medios de comunicación que lo único que había aportado era una bolsita con Ibuprofeno y una caja de alfajores. "Lo hice de corazón", dijo, y la gente le habló de colchones, frazadas y ropas mojadas. Otra vez, el ex boxeador quedó contra las cuerdas.

En concreto, el representante del municipio reconoció que no podían hacer frente al déficit habitacional de esas familias y que, por el momento, podrían asistirlos con la entrega de colchones y ropa de abrigo. También aseguró que los proveerían de chapas para reparar los techos.

Antes de irse, le entregaron una lista con los materiales que se necesitarían para arreglar los daños que el agua y el viento provocaron en veinticinco casitas. Dobló el listado en dos partes iguales y lo guardó en el bolsillo. Más allá, en el fondo, un grupito aplaudía y gritaba: el sereno de las viviendas del Plan Federal, un señor de sesenta y pico que cumplía religiosamente con su trabajo pese a que desde hace tres meses no le pagaban, acababa de sumarse a la toma.

Martín Aiello sostuvo que la Comuna está al tanto de la situación que atraviesan las cientos de personas que viven en Villa Evita y Nueva Esperanza, los sectores más afectados por el temporal que hubo entre el sábado y el martes. “Los profesionales de Desarrollo Social ya hicieron el relevamiento de alrededor de 350 familias y terminaron con la etapa de diagnóstico", afirmó.

Sin embargo, reconoció que está "muy demorado" el Plan de Urbanización de Villa Evita, una batería de medidas aprobadas por el Concejo Deliberante en octubre de 2010. Tras subrayar que se trata de "un proyecto muy superador" ya que además contempla la relocalización de más de cien familias que están sobre la vía, sostuvo que sería una "falta de respeto" decir que se va a cumplir en los próximos días porque “no está dentro de las posibilidades del Estado municipal".

"Está estudiado y tenemos la obligación de hacerlo porque aparte hay un proyecto para que vuelva a pasar un tren urbano sobre la zona. Sí, fue aprobado pero no se pudo ejecutar porque eso tiene un presupuesto que la Nación todavía no ha enviado", argumentó y agregó que la ordenanza sancionada por el Legislativo "fue una expresión política muy buena" pero "eso no quiso decir que se iba a ejecutar rápidamente".

Respecto de cuánto es el monto que se debería asignar para la mejora de las condiciones generales del asentamiento, el subsecretario de Gobierno admitió que no se sabe "exactamente cuánto dinero se necesita". No obstante, calculó que si "se destinara un promedio de 100 y 150 mil pesos para cada casa, además de los proyectos de infraestructura urbana, se estaría hablando de una inversión de más de 20 millones de pesos".

"Es un proyecto más que importante, de muchos millones de pesos y necesitamos que el Estado nacional financie de una vez", aseveró por último.

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