martes, 22 de octubre de 2013

Recuperación de identidad: Se tomaron 40 muestras de ADN para identificar a 123 soldados caídos en Malvinas.

Excombatientes de Mar del Plata iniciaron en conjunto con el Estado nacional y el equipo deAntropología Forense argentino la investigación para poder dar nombre a los que perdieron la vida en la Guerra del Atlántico Sur.


La creación de un Banco de ADN de Malvinas es una realidad en construcción. Desde que se inició el proceso, a principios de septiembre de este año, ya se tomaron unas 40 muestras para identificar a los 123 argentinos caídos en el conflicto bélico que figuran en el cementerio de Darwin con una chapa sin nombre que reza: “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

El proyecto de origen marplatense de la Fundación No me Olvides se convirtió en una causa humanitaria internacional y todo indica que en el 2014 “una parte importante” de los NN tendrá en las islas una placa que les devolverá su identidad.

En la Guerra de Malvinas Argentina perdió 649 hombres entre conscriptos, voluntarios y militantes. En las tierras que fueron escenario de combate hay hoy 230 tumbas con una cruz que guardan los restos de 237 caídos. 114 excombatientes pudieron ser identificados. Pero hay 123 NN que esperan recuperar su nombre.

En diálogo con El Atlántico, el impulsor de la investigación, promotor del proyecto de exámenes de ADN y excombatiente, Julio Aro, explicó que el trabajo que comenzó en el 2008 inició en septiembre de este año uno de los capítulos más anhelados: la extracción de las primeras 40 muestras.

MUESTRAS: EL PROCESO

Se trata de un proceso por demás complejo. Tal vez, mucho más de lo esperado. Básicamente tiene tres pasos, aunque para poder llevarlos a la práctica se debió viajar a Londres; llegar a la presidenta de la Nación; capacitar a personas en la Cruz Roja y viajar por todo el país.

Encontrar el domicilio es uno de los primeros obstáculos, ya que “no hay un banco de datos que diga dónde vive cada familia”. Pero además, en muchas ocasiones el apellido de los soldados caídos no se condice con el de familiares en vida. A esto hay que sumarle los cambios de dirección y el paso del tiempo.

Tomar la muestra de ADN es un proceso que puede llevar hasta cinco horas. En cada caso, concurre al domicilio de los padres del soldado caído un escribano de la Nación, dos personas del Ministerio de Justicia, personal de Antropología Forense y también de Desarrollo Social.

Verificación

“Primero se charla con los padres y se confirma si es cierto que escribieron la carta para realizar la muestra sin ninguna presión”, explicó Aro.

Cuestionario

“Se realiza una serie de preguntas que plantea y exige la Cruz Roja en el que se confirma que la familia está de acuerdo con el proceso” detalló el excombatiente.

Extracción

“Si la persona lo aprueba, se le pincha el dedo y se extrae una muestra de ADN que se vuelca sobre un papel sellado”.

El presidente de la Fundación No me olvides cuenta que quienes realizan este trabajo “vuelven destruidos”, debido a que “es tomar contacto con una historia y un duelo que muchas veces jamás cerró”.

EN EL 2014 ESTARÁN IDENTIFICADOS

Desde que el Gobierno nacional autorizó la toma de muestras, precisamente el 2 de abril de 2012, las etapas y el tiempo tomaron una velocidad que contrastan los obstáculos burocráticos y políticos de los últimos 30 años.

En septiembre pasado comenzaron las extracciones y Julio Aro confía en que “en noviembre podrían abrirse las negociaciones con el gobierno de Inglaterra para poder comparar las muestras y colocar las placas identificatorias”.

Si no surgen cortocircuitos en las negociaciones bilaterales -“extraoficialmente sabemos que los ingleses no se van a oponer porque es un hecho humanitario”, comenta Aro- entre enero y febrero “se podría realizar el trabajo en las Islas”.

“Me veo en febrero en Malvinas colocando las placas”, afirma el presidente de No me Olvides. Su sueño y el de miles de argentinos es que la leyenda de “Soldado argentino solo conocido por Dios” que recubre las tumbas, sea reemplazada definitivamente por la placa con el nombre y el apellido de aquellos “héroes contemporáneos”, como elige definirlos el impulsor del proyecto.

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